Los
ciclos estimulados con hormonas se complican por unas fases lúteas más cortas e
menor producción de progesterona. La causa del defecto de la fase lútea en los
casos de FIV parece ser relacionado a los altos niveles de esteroides. Las
pacientes se tratan por lo general con
progesterona en diferentes esquemas y vías de administración, comenzando desde
el día de la transferencia embrionaria. En los ciclos de FIV usando análogos de
GnRH está bien establecida la indicación del soporte de la fase lútea, debido a
que la supresión de la GnRH trae como consecuencia que la pulsatilidad de la LH
quede suprimida días después de la suspensión del análogo y, por ende, se sigan
registrando bajos niveles de LH y P4, inclusive hasta 8 días después del pico
de hCG. En los ciclos de FIV, también existen alteraciones de la fase lútea por
asincronía con el endometrio y menor cantidad de receptores de P4
endometriales.
En los casos de óvulos donados y embriones descongelados usualmente no existe
el cuerpo lúteo, así que la única fuente de progesterona es exógena y se
administra hasta que la placenta pueda secretarla (7-8 semanas según el estudio
clásico de Czapo, que sin embargo se suele prolongar 2 a 4 semanas más según el
centro).