jueves, 28 de noviembre de 2013

La hiperprolactinemia

El abordaje inicial de la hiperprolactinemia debe incluir el descarte de las causas fisiológicas (embarazo, lactancia, ejercicio, estrés, actividad sexual, sueño) y farmacológicas antes de continuar con una investigación más profunda. De la misma manera deben buscarse cuidadosamente estigmas clínicos de otras enfermedades endocrinas generales que se acompañan de hiperprolactinemia. Posterior a la historia y el examen físico se hará la determinación de prolactina. Cuanto mayor sea el aumento del nivel  mayor será la probabilidad de un prolactinoma subyacente. Un nivel de 50 ng/ml indica un microadenoma secretor en alrededor del 25% de los pacientes; un nivel de 100 ng/ml se asocia con el diagnóstico de un macroadenoma en el 50% de los casos, y un nivel de más de 200 ng/ml corresponde a un macroprolactinoma prácticamente la totalidad de los pacientes sintomáticos. Finalmente, los estudios por imágenes (TAC y RMN), nos demostrarán el hallazgo tumoral. La transformación de un microadenoma en macroadenoma es rara y la evolución natural de los microadenomas es estable y benigna. En casos raros, algunos prolactinomas aumentan de tamaño en forma progresiva. Parece que la evolución natural de los microadenomas consiste en la progresión a un tumor más grande en menos del 5% de los casos. En cuanto al tratamiento, como la mayoría de los prolactinomas tienen receptores de dopamina, podemos iniciar tratamiento con medicamentos agonistas de dopamina, logrando disminuir los niveles séricos de prolactina hasta un rango normal en el 80% de los casos aproximadamente así como el tamaño tumoral en forma similar. La efectividad de estos medicamentos es excelente, pero existe la mayor experiencia acumulada con el uso de bromocriptina y cabergolina, especialmente con la cabergolina en los últimos años por su cómoda posología.