Las anomalías de la secreción tiroidea
(hipertiroidismo e hipotiroidismo), se acompañan a menudo de disfunción
ovulatoria a causa de diversas acciones sobre el eje
hipotálamo-hipófisis-ovario. En el caso del hipertiroidismo
ocurre un metabolismo acelerado de los estrógenos que causa la disfunción
ovulatoria. Asimismo, los mayores niveles de hormona tiroidea pueden alterar la función gonadal, con un pico subnormal de LH a
la mitad del ciclo menstrual. En el hipotiroidismo es más
claro el mecanismo, debido a que en el primario, que es el más común, se eleva
la TRH, la cual es un factor que estimula la producción de prolactina desde la
hipófisis anterior y que altera la
pulsatilidad de la secreción de GnRH hipotalámica. En
estos casos, el tratamiento con levotiroxina permite que el funcionamiento
tiroideo y los niveles de prolactina se normalicen. Sin embargo, en el
hipotiroidismo también influye la disminución del
metabolismo de los estrógenos, que altera las señales que llegan al hipotálamo
e hipófisis. Como consecuencia, se ha reportado reducción de los niveles
de las globulinas séricas transportadoras de las hormonas sexuales y aumento en
la depuración de testosterona y en su conversión a estradiol. Esto puede llevar
a un aumento de los estrógenos hacia el final de la fase lútea, lo cual impide
que aumente la FSH, alterando el ciclo menstrual, resultando en un pico de LH
ausente. Clínicamente, el hipotiroidismo primario puede dar como resultado una pubertad
retrasada. Finalmente, el ovario también tiene
receptores para las hormonas tiroideas que podrían regular la función
reproductiva.
En
líneas generales, las sospechas recaen sobre los anticuerpos antitiroideos,
especialmente los microsomales (tiroperoxidasa), que pueden provocar una
activación del sistema inmune y consecuentemente una respuesta inmune
citotóxica sobre el embrión, sus membranas o su placenta, debidas principalmente
a una anomalía en la función de las células T. Esta hipótesis se ve reforzada
ante la reducción del riesgo de aborto en mujeres con falla de implantación en
programas de FIV o aquellas con abortos a repetición, que tienen títulos
elevados de anticuerpos antitiroideos y han sido tratadas con levotiroxina.
Diversos estudios señalan menores tasas de embarazo en programas de FIV en
mujeres con valores de TSH superiores a 2,5 mUI/mL. Sin embargo, algunos
autores proponen otras teorías como que las mujeres con anticuerpos
antitiroideos positivos tienen problemas de infertilidad y al quedar
embarazadas a mayor edad también tienen mayor riesgo de aborto. También,
algunos señalan la posibilidad de una menor habilidad de la tiroides para
adaptarse a los cambios asociados al embarazo.